Quizás la duda pueda surgir en el momento que comienza este documental, ya que tiene una suerte de presentación del abuelo de la familia, quien de una manera muy lógica se hace parte de esta historia, tanto en interacción con el tema, como también con los diversos hechos que transcurren en tiempo real e innato.La famosa “mosca en la pared” se hace presente esta vez en el desierto de Gobi, ubicado al sur de Mongolia, en donde se particulariza la prioridad que se le puede tener a un animal tan único como es el camello.
Es por esto, que la directora Byambasurem Davaa, da cuenta exactamente de la triste versión explícita que muestra la exclusión de un camello recién nacido y la no aceptación de su madre.Respecto a los lugares, en conjunto con los acontecimientos, es importante recalcar que son muy propios de un documental contemporáneo, el cual está previamente analizado, preparado (tanto en el aspecto intuitivo como también en el lenguaje audiovisual) y perfectamente estructurado para así darle un desarrollo dramático bastante sólido y lúdico en el momento en que es visto por los espectadores.
Tanto es, que el camarógrafo prácticamente no se pierde ningún detalle de la etapa del preparto de la camella, como también el momento en que da a luz.Por otra parte, la modalidad de representación que predomina en el documental, es sin duda la modalidad observacional. Esto se debe a que los hechos suceden por si solos y no necesitan estrictamente un narrador en off o un personaje, el cual nos vaya describiendo paso a paso lo que sucede. Queda bastante claro que “la modalidad de observación hace hincapié en la no intervención del realizador [1]”, por lo tanto esta no tiene la intervención de absolutamente nadie.
En sus características cinematográficas, se puede considerar que tiene un carácter 100% real, pero que a veces se incluyen matices de ficción. Me refiero especialmente al desarrollo de la historia, ya que a pesar de que los hechos transcurran de manera muy coyuntural, se ven rasgos de ficción en el orden que cumple con un inicio, desarrollo, clímax, desenlace y final. Sabemos que toda la expectativa está sujeta al parto de la camella, sin embargo a eso, califico más decisiva la participación del músico que fue parte del ritual para que la camella aceptara a su cría.
Por otro lado, es increíble, según mi perspectiva, como el rapport se hace presente en las diversas problemáticas de la historia. Desde los instantes de mas plena intimidad, hasta los de extremo nerviosismo y expectación. Por ende, el modo de colaboración es muy flexible desde el comienzo hasta el final del documental. Es increíble cómo dicha familia nómada se somete a distintos status a nivel tecnológico, residencial, cultural, etc.
Pero dicha familia expone de manera muy natural sus formas de vida, su extraña alimentación, vestuario, lenguaje, costumbres, etc.Uno de lo desafíos mas notables del documental, es cuando a los pequeños se les encomienda a cumplir una breve misión en una aldea no muy cercana al lugar de la familia nómada. La misión, claramente era traer a un músico, quien tocaba un instrumento muy particular, pero que cumplía una tarea fundamental en el instante de realizar el famoso ritual. Es por esto que los pequeños viajan arriba de dos camellos, en donde regresan con bastantes novedades. En este punto quiero hacer hincapié, ya que me causa mucha inquietud el montaje cinematográfico y estético que se expone cuando los niños llegan a la ciudad. Se nota un poco de ficción y de recreación en el momento que ingresan al local comercial y establecen la compra de las pilas. Sentí que estaba recreada la acción, sin embargo puede ser solamente un presentimiento errado.
Pasando al momento clímax de la historia, cuando se efectúa el ritual que da positivos resultados, por lo demás, se produce el instante mas hermoso del documental, en donde con la intensidad del extraño instrumento sonando, se puede apreciar que la camella madre se acerca a su cría para darle de amamantar. Es ahí donde se mezclan las diversas finalidades de este material y a la vez se produce un involuntario acto de empatía no sólo pensando en los camellos, sino también en el resto de los animales y sobre todo la especie humana. Desde ese minuto se establece un gancho antropológico a la versión, la cual sobrepasa todos los límites de interpretación.
Transmite una realidad tan pura, que desde el punto de vista audiovisual, es enriquecido en el lugar y tiempo indicado. Cómo la música en conjunto con el accionar de los animales forma un hilo conductor de carácter muy persuasivo, enfático, elocuente, poético y retórico en su forma de exponer un mensaje que genera de alguna u otra forma, una interpretación muy especial y cautivadora.Se dejan de lado todas las características que abarca la cultura de los nómadas, en donde sólo se debe asimilar las costumbres religiosas con la aplicaron que efectúan en los camellos. Para ellos criar camellos era muy importante, no porque le sirvieran como un medio de transporte, sino que lo catalogaban como una especie de adoración y de profundo cuidado.
Respecto al tratamiento audiovisual, me llamó la atención de que este, y en general todos los documentales no contienen la famosa elipsis[2] Es normal considerar que la elipsis no se ve mucho en los documentales de observación, ya que entiendo que se le da paso a la interpretación del espectador, el cual debe tener una suerte de tiempo extra para contextualizar los hechos con sus respectivas intencionalidades. LO ZOOLOGICO VS. LO ANTROPOLOGICO
Es raro decir esto, pero no se los debe olvidar que esta historia es del camello que llora, vale decir, de un animal. Este animal tuvo una interpretación bastante humanizada dentro del contexto del documental, en donde aparte de ser el protagonista, se le daba mayor importancia en el ámbito de montaje y momentos en que se efectuaban los planos de encuadre y las tomas.
En consecuencia, debo concluir que el documental “la historia del camello que llora” nos da una enseñanza muy particular que está ligada a las relaciones humanas que deberían existir en la actualidad. Es por esto, que se le da una personalidad no zoológica, sino que antropológica con costumbres, hábitos y acciones que determinaban y se autodeterminaban una cultura en especial, la cual supo sobrellevar este problema.